Neurodinamia en el nervio mediano.
La neurodinamia, también llamada neurodinámica, movilización neuromeníngea o movilización neural. Consisten en una herramienta de valoración y tratamiento de las disfunciones a nivel nervioso, así como su sintomatología, ya sea dolor, disestesias, parestesias o déficits motores a lo largo del recorrido del nervio; a través de movilizaciones neuromusculoesqueléticas.
Para entender porque son eficaces estas técnicas de movilización neural, debemos saber, que los nervios se representan como cables que siguen un recorrido específico a través de nuestro cuerpo y discurren entre distintas estructuras (túneles, músculos, fascias, articulaciones,…) que pueden alterarse y comprimir el nervio provocando una disminución de la microcirculación neural y por consecuencia, una disminución del transporte axonal del nervio.

También debemos saber que el sistema nervioso es capaz de soportar fuerzas mecánicas, como la tensión, compresión o deslizamiento y por ello las técnicas de movilización neuromeníngea son una alternativa de tratamiento segura y efectiva para movilizar el sistema nervioso periférico a través de sus estructuras de paso. Esto nos permite, a través de ese deslizamiento y tensión activa o pasiva, disminuir la tensión en el nervio, produciendo una mejor movilidad de este sin generar aumentos exagerados de la tensión, mejorando así sus propiedades viscoelásticas y por consiguiente mejorar su función neural.

Respecto a las alteraciones del nervio mediano, podemos dividirlas en tres:
1 – Síndrome del pronador.
Se define al atrapamiento del nervio mediano a través del paso por este músculo. Suele provocar dolor en la zona del epicóndilo, trastornos de sensibilidad en el recorrido del nervio y disminución de la fuerza en la oposición del pulgar y la extensión de la 1º y 2ºfalange.
2 – Síndrome interóseo anterior o Sd. Kiloh- Nevin.
Es un síndrome del nervio mediano muy poco frecuente, que se caracteriza por dolor en la región proximal del antebrazo y pérdida de la fuerza en la musculatura flexora del antebrazo, sin pérdida de sensibilidad.
3 – Síndrome del túnel carpiano.
- Es la neuropatía de atrapamiento más frecuente en el nervio mediano, donde queda comprimido bajo su paso por el túnel carpiano.Respecto a la sintomatología más frecuente, encontramos:
- Entumecimiento u hormigueo en el pulgar, del 2º al 4º dedo o palma de la mano.
- Dolor a lo largo del recorrido del nervio (que suele aumentar por la noche).
- Pérdida de fuerza en el agarre de la mano o en el movimiento de pinza (torpeza, problemas en los movimientos finos o de coordinación).

Ante cualquiera de estos tres síndromes, proponemos un tratamiento fisioterápico, basado en la movilización neurodinámica del nervio mediano. Existen dos tipos de técnicas neurodinámicas generales: “tensioner” (basada en un estiramiento donde ponemos en tensión todas las estructuras neurales) y “sliders” (donde provocamos un movimiento de deslizamiento en las estructuras neurales en relación a sus tejidos adyacentes).
Para poner en tensión o deslizar el nervio, colocamos el brazo extendido con la palma hacia el techo, descendemos el hombro, extendemos muñeca y dedos y por último inclinamos la zona cervical hacia el lado contrario a trabajar. Una vez colocamos todos los parámetros de tensión, podemos mantenerlos, para liberarlos posteriormente (tensioner) o aplicar estrés en cervical relajando la zona distal del nervio (mano/ dedos) y viceversa (sliders), este cambio se repetirá entre 5-30 veces realizando 4-5 series de movimiento.

Para que el tratamiento sea efectivo es necesario mantenerlo mínimo 8 semanas (dependiendo sintomatología) realizando los ejercicios entre 3- 4 veces al día con control al menos de una vez en semana por el fisioterapeuta, que aplicará distintas técnicas complementarias para aumentar la eficacia del tratamiento a nivel de las estructuras mecánicas que atraviesa el nervio.
CONTRAINDICACIONES DEL MÉTODO
- Traumatismo severos.
- Malestar sistémico, perdida de peso, mareo,…
- Historia de cáncer.
- Fiebre.
- Drogadicción intravenosa, consumo de esteroides.
- Fracturas, heridas abiertas, problemas cutáneos.
- Infección inflamatoria aguda.
- Lesión medular espinal o afectación maligna de esta.
- Dolor nocturno importante y continuo o que empeora al tumbarse.
- Cuando el tratamiento no resulta eficaz y no ceden síntomas post- deslizamiento.
Jose Luis Cruz Siles